Pelusas

viernes, 20 de enero de 2012

La bolsa viajera.

Me fui volando, era bolsa suspendida en el cielo, llevada por kilómetros sin rumbo ni sentido.

¿Hacia dónde irán las bolsas a parar cuando uno las ve volar?

Si no es en una plaza, será en el mar.
Si no es en el Mar será en una plaza.
Si no es donde la vieja que vende verduras, irá a parar donde el perro que estaba echado bajo una banca de descanso en Valpo.
Si no es bajo la banca en donde se encontraba el perro, irá a parar a tu rostro.

Si no es a tu rostro entonces ya no tendría más sentido seguir viendo a aquella bolsa viajar, más que quedarme con su recuerdo y exquisito aroma de los árboles dándole bienvenida y paso a esta pequeña viajera.

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